
En esta comisión trabajamos el cuidado y la defensa de nuestros territorios y de nuestras formas para producir nuestros alimentos de manera sana y autónoma. Sin embargo, es un reto ya que muchos compañeros debemos aprender ahora a dejar de usar los agroquímicos.
Ya estamos viendo el daño que genera en la salud y en la tierra el uso de los agroquímicos, que son muy engañosos porque trabajas más rápido pero después de un tiempo se contamina la tierra y nuestros cuerpos. De hecho, hoy los cultivos ya no crecen tan bien como antes debido al uso actual de agroquímicos. Si seguimos así, ¿qué le vamos a dejar a nuestros hijos? Por eso estamos sintiendo más y más que es importante volver a la agricultura natural como lo hacían nuestros ancestros, ellos tenían mucha fuerza, no se enfermaban tanto como ahora le sucede a los “kaxlanes” en las ciudades, ¡porque nuestros antepasados comían todo natural!
“Algunos recordamos cómo nuestros antepasados juntaban en un solo lugar todos los residuos del maíz cuando terminaba la cosecha, y eso después se hacía en pedacitos y servía como abono natural para la siembra.”
Entre las labores que nos hemos planteado dentro de esta comisión está:
- Detener la creciente tala de árboles, que es un gran problema. Estamos preocupados de no perder nuestros árboles más viejos, y también ha faltado mucha lluvia. Estamos teniendo un fuerte reto por los cambios del clima, en 2024 las lluvias tardaron un mes y medio en llegar, y perdimos muchas cosechas, que es de lo que dependemos para vivir. Ya nos hemos estado preguntando, si perdemos las cosechas ¿cómo vamos a comer?
- Cuidando la tala de árboles nos gustaría contar con más “hornos ahorradores de leña”, porque el humo de las cocinas ya ha afectado mucho los ojos de las mujeres y necesitamos tener alternativas.
- Fortalecernos en prácticas agro-ecológicas, recordar cómo lo hacían nuestros abuelos y abuelas, para cuidar nuestras semillas nativas y la fertilidad natural del suelo. Nos estamos cuestionando más el uso de agroquímicos, porque tenemos que recordar que el maíz es sagrado y está vivo, también su hermano menor el frijol. Nuestros abuelos nos enseñaron cómo cuidarlo para que no se enoje y no se vaya, que se quede en las casas para darnos alimento.
- Recordar e investigar cómo vivían nuestros antepasados, cómo hacían sus platos y vasos de barro. O que cuando iban a cazar animales para comer carne, primero debían orar y pedir permiso a la Madre Tierra. Si querían comer venado, por ejemplo, se tenía que pedir permiso.
- Nos preguntamos cómo fortalecer nuestra economía de la agricultura de café, creando una cooperativa o aliándonos con alguna existente. El café es el cultivo principal de la región para la venta, pero no es suficiente para tener a nuestras familias en verdadero bienestar. Las producciones han bajado mucho por el aumento de plagas en la última década, mientras los intermediarios (“coyotes”) que vienen a recolectar la producción nos lo están pagando muy bajo, abusando terriblemente de nuestro esfuerzo campesino. Sentimos claramente que es mucho más lo que trabajamos que el dinero que recibimos. El gobierno llega a dar apoyos, pero no son suficientes, y es según sus conveniencias.
- Fortalecer nuestra economía comunitaria con algún proyecto productivo nuevo, para no tener dificultades en la compra de cosas básicas como las herramientas para nuestro trabajo agrícola (machete, azadón, limas de afilar, rastrillos, botas).
“Antes se oraba en las milpas, ahora ya solo se hace en los arroyos de agua. Para nosotros, nuestras abuelas y abuelos no pasaban hambre como ahora, y era porque ellos hacían rezos en las milpas, ponían una cruz y realizaban ayunos para ofrecer un tipo de sacrificio. El maíz ahora ya no da como antes, y es porque ya no pedimos a la Madre Tierra. Nosotros ahora tenemos que usar agroquímicos para que se dé la cosecha de maíz y frijol.”
* Para esta comisión elegimos el símbolo antiguo de nuestra escritura maya para decir “lugar”, que hoy en nuestra lengua Tseltal de Chilón decimos LUMAL. Porque este símbolo muestra una mazorca de maíz, que es lo que sembramos dentro de nuestras comunidades para contar con buen alimento y tener fuerza durante el día. ¡El maíz es una planta muy sagrada que sostiene a nuestras comunidades desde hace mucho tiempo!
